Es injusto comenzar esta entrada diciendo (quejándome): sólo me quedan dos días de vacaciones. Es injusto porque no es verdad, me he guardado una semanita y aún tengo algunos días de libre disposición, pero la sensación es esa, lo bueno ya se ha acabado. Este verano ha sido como los del cole, instituto y universidad, casi dos meses de descanso absoluto.
Primero la boda, el 17 de Julio.

(Me hice un pequeño lío con las copas y los brazos)
El viaje de novios a Noruega.

Después días en Ávila con los papis, hermanos, abuela y Otto.

Algún día en la Puebla Nueva

Y el broche final ha sido la playita en Mallorca.