Sin darse cuenta una misma, se encuentra sobre el tapete verde, bajo la nube de humo, y entre los compañeros de juego. Uno conoce todas las cartas, o cree conocerlas, el otro las cartas de este uno, y a mi me cuesta conocer las mias propias, pero intuyo las jugadas. A mitad de partida el omnisapiente me muestra algunos naipes, decido abandonar la partida, podría continuar el juego, pero con el tiempo uno aprende a retirarse a tiempo. Juegos de la edad tardía. Están en ella.
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